Querida E.:

Querida E Juan Carlos Martín PizarroNo te conocía y no sé, a estas horas, ni quienes son tus padres. Como todos los días, hoy pasé delante del hospital y vi un revuelo extraño a sus puertas antes de conocer la noticia, algo había pasado y me mosqueó ver a la puerta a un miembro de la AMPA del colegio al que le estaban dando ánimos pero pensé, en ese momento, que estaría por alguna cuestión personal. 

Cuando al cabo de media hora me enteré… La noticia me ha pillado después, ya de vuelta al trabajo, cuando alguien ha llegado contando que «se había caído un muro en Marqués de Valero».

No puedo expresar en este momento el dolor y la frustración que siento porque algo así te haya ocurrido. Tengo que confesar que cuando me dieron la noticia, con nada más esa frase que pongo más arriba, se me subió cierta parte de mi cuerpo al cuello porque mi hijo también va a ese colegio. Es más, es compañero de clase de tu hermano. Después ya me aclararon que eras una niña, una pequeña de cinco años, a la que un cúmulo de coincidencias más la falta de unas vallas en donde debían haber estado, según apuntan todas las informaciones, te han segado la vida.

Yo que para estas cosas soy muy torpe no se me ocurre qué decir a tus padres, solo que sepan que mi pena está añadida a la suya y ofrecerles mi solidaridad y, sobre todo, mis ganas de darles ánimo. Ya digo que no sé quienes son pero espero que esta pequeña contribución sirva de algo para aliviarles en estos momentos tan duros.

Tocará depurar responsabilidades que aunque parecen claras no siempre lo estarán del todo. Hay cosas que el dinero no resuelve, ni paga, ni alivia. La rabia me sube a los dedos que escriben este párrafo… Espero la diligencia de todos en depurarlas pues tú, y tu madre, símplemente, por casualidad, pasábais por allí y la falta de una protección adecuada de la obra hizo el resto. ¿Es que hay gente que no aprende? No, hay gente que no aprende y piensan en la frase esa de «no pasa nada…» y mira por donde ha pasado y ha acabado con tu vida, la de una niña que comenzaba a atisbar lo grande que es el mundo.

Mi saludo para tí, E., desde este mundo que no has podido disfrutar más.