Efectos “colaterales” de la Covatilla,o la destrucción de un trampal

BN./8-06-07
Ofrecemos a nuestros lectores el  artículo rnviado a esta redacción por los resposables de la Plataforma por el Parque Natural de Candelario, en el que dicha Plataforma pone en conocimiento posibles indicios de de que el trampal de la Covatilla (al lado del aparcamiento)está semisepultado con depósitos de arena y grava y ha podido ser afectado por vertidos fecales y otro tipo de contaminaciones, advirtiendo que los hechos son de la suficiente gravedad , como para, en virtud de la Ley de aguas, formular la correspondiente denuncia.

El trampal de la Covatilla situado al lado del aparcamiento está semisepultado con depósitos de arena y grava, también existen bastantes indicios de que se haya podido ver afectado por vertidos fecales y algún otro tipo de contaminación presentando profusión de «mohos» y en algunas zonas iridiscencias semejantes a las que dejan las «grasas» o «aceites» .

A pesar de que a través de actos y medios propagandísticos se nos quiera hacer creer en la “sostenibilidad” de las instalaciones de esquí alpino, los hechos nos dicen que su impacto sobre la naturaleza es severo, y que no se circunscribe a las “fronteras” de la estación, sino que las sobrepasa, afectando a hábitats limítrofes.

El trampal está semisepultado con depósitos de arena y grava. La situación ya se predijo en las primeras alegaciones de hace años: la Sierra de Béjar y Candelario está sobre granitos, la textura de los suelos es arenosa y cualquier actuación quitando el manto protector de los piornos en laderas, arrastraría la arena hacia abajo produciendo un deterioro progresivo de las laderas por erosión. Las consecuencias eran inevitables y como los trampales están en el fondo, en la base de las pistas, los depósitos de arena han acabado todos allí, COLMATANDO ESTOS ECOSISTEMAS PROTEGIDOS EN LAS DIRECTIVAS, DESTRUYÉNDOLOS POR COMPLETO. Cosa que sucedería  en la Cardosa si se lleva a cabo la pretendida ampliación.   En pocos años, se colmatan las antiguas turberas y lo que era un ecosistema muy valioso se transforma en un erial pobre. Algo que la naturaleza haría en milenios, lentamente y con fracciones finas para que la turbera se transformara en un cervunal, en un proceso lento de evolución y adaptación, se hace a lo “bestia” en sólo cuatro o cinco años, condenando a los trampales a acabar siendo un erial, o mejor dicho, una «escombrera» Lo más indignante de esta situación es que la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) se lo prohibía expresamente y se supone que debieran haber adecuado las pistas sin tocar la vegetación:

Como vemos las medidas preventivas, correctoras y/o compensatorias no son meros adornos de las DIA´s, aunque así se las tomen tanto gestores-promotores, como el Servicio Territorial de Medio Ambiente de Salamanca, y su INCUMPLIMIENTO, acarrea graves consecuencias.

También existen bastantes indicios de que el trampal se haya podido ver afectado por algún tipo de contaminación a través de vertidos. En las aguas del trampal hay un fuerte olor a aguas fecales, y bastante profusión de «mohos» y en algunas zonas se presentan iridiscencias semejantes a las que dejan la «grasas» o «aceites». Si a esto añadimos que recientemente los organismos que velan por el medio ambiente, han denunciado a la empresa por vertido de aguas fecales en el Arroyo del Oso, todo apunta a que ambos hechos puedan estar relacionados.

Estos indicios son suficientes para, en virtud del Art. 116 del RDL 1/2001 “Texto refundido de la ley de Aguas”, que dice en su apartado “f” que se consideraran infracciones administrativas: “Los vertidos que puedan deteriorar la calidad del agua o las condiciones de desagüe del cauce receptor, efectuados sin contar con la autorización correspondiente”, se presente la pertinente denuncia para que las autoridades ambientales y de cuenca investiguen el estado del trampal y el origen de su estado de degradación.