Carta de dimisión de Piqué

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B.N/20-7-07
Querido Presidente y amigo Mariano: Como recordarás, hace varios días te escribí para comunicarte mi decisión de dejar la dirección del Partido en Cataluña y, por añadidura, mi dedicación a la política. Creo que te daba razones más que suficientes para justificar mi actitud. Y, pienso, sinceramente, que todas siguen siendo válidas. En otro momento, y en circunstancias distintas, ya te ofrecí mi puesto ante la clara desautorización a la que me había sometido la Dirección a través del Secretario General.

Tu solicitud, argumentada sólidamente no sólo en términos políticos sino, sobre todo, humanos, y mi aprecio personal y político hacia tu persona, logró que, entonces, reconsiderara mi postura.

Como sabes, he seguido trabajando, en circunstancias nada fáciles y en el seno de un Partido en el que no faltan mezquindades y miserias (que debo decir que se compensan, más que de sobra, con gente admirable por la que siento un enorme respeto y reconocimiento y que me han ayudado a mantener las ganas y la ilusión).

Recientemente, en virtud de lo que te expuse en mi carta, llegué a la conclusión de que mi permanencia no era sostenible y así te lo trasladé, con toda sinceridad y honestidad, y convencido de la irreversibilidad e inevitabilidad de mi salida, y desde la convicción de que era lo mejor, para ti y para el Partido, que fuera cuanto antes.

Tu petición de que abriera unos días de reflexión y, sobre todo, mi profunda voluntad de no perjudicarte, a la vista de los argumentos personales que utilizaste, logró, de nuevo, que lo haya intentado otra vez, sabiendo, como tu sabes, que mi compromiso no iba a ir, en ningún caso, más allá de las generales y con el único objetivo, en lo personal, de contribuir a tu victoria que deseo fervientemente por el bien de España y de todos.

Creí que eso pasaba por reforzar mi autoridad y, haciendo los cambios y los ajustes necesarios que yo comparto, no aprovechar la circunstancia para demoler mi imagen propia frente a la sociedad catalana, e intentar dañar a personas que, con errores, sin duda, pero también aciertos, se han dejado la piel por nuestro proyecto. Y como es evidente que se ha querido hacer así desde la Dirección del Partido, y aún constándome que no por ti, el daño ya es irreversible.

Lo malo es que creo que, consciente o inconscientemente, el daño se ha hecho, sobre todo, a ti y al Partido.

Pero queda aún tiempo para las generales y para que otras personas se pongan al frente del Partido en Cataluña y te hagan la mejor campaña electoral.

Siempre mantendré mi afecto y aprecio hacia tu persona y hacia nuestro Partido que me ha dado la oportunidad de conocer a magníficas personas, de descubrir nuevos amigos, y de poder prestar, modestamente, un servicio a los intereses generales, tanto en labores de gobierno, como desde hace ya cuatro años, desde la oposición.

Con toda mi estima.